No asfixie su negocio. Minimice el impacto del aire contaminado sobre las comunidades circundantes y el personal, así como los efectos de la corrosión en los equipos, gracias a las soluciones de control del gas, los olores y la corrosión de Camfil para las plantas de tratamiento de aguas residuales.
El crecimiento de la población mundial y el calentamiento global están llevando al límite las fuentes de agua limpia. Las plantas de tratamiento de aguas residuales son infraestructuras críticas en muchos lugares del mundo.
La mayoría de ellas presentan graves problemas ocasionados por los olores. A medida que las ciudades aumentan de tamaño y la protección de las zonas verdes se hace más importante, estas plantas se ubican cada vez más cerca de áreas densamente pobladas. Los olores son más que una simple molestia para su planta y las comunidades circundantes: pueden tener graves efectos sobre la salud y la seguridad del personal de la planta y de los equipos del sistema de tratamiento.
A diferencia de las instalaciones más antiguas, algunas de las cuales se ubicaban en zonas verdes remotas, las plantas de tratamiento de aguas residuales modernas están cerradas en la medida de lo posible y, en algunos casos, construidas parcial o totalmente bajo tierra, a menudo cerca de las ciudades.
El hecho de estar cerradas ayuda a contener los olores, pero crea otros problemas. En concreto, puede dar lugar a la acumulación de metano, un gas inodoro pero explosivo. Por lo tanto, los espacios cerrados se deben ventilar para mantener las concentraciones de metano a niveles seguros. Cuando el aire de ventilación se descarga a la atmósfera, los gases responsables del mal olor característico también se liberan. Así pues, se hacen necesarias soluciones de control de los olores en el sistema de aire de salida.
Una compleja mezcla de gases es responsable del olor. Los gases más típicos son el ácido sulfhídrico (H2S, que causa el olor a huevos podridos) y los mercaptanos, pero el aire maloliente también contiene otros compuestos organosulfurados, amoniaco (NH3) y gases organonitrogenados.
En las plantas de tratamiento de aguas residuales, la liberación de gases ácidos también plantea un problema. Si estos gases no se controlan en la impulsión de aire que va a las salas de control, causarán daños en los sistemas eléctricos empleados para regular el complejo despliegue de equipos de procesos, como bombas y tuberías forzadas.
Por suerte, la filtración molecular ofrece soluciones para los problemas asociados con la impulsión de aire contaminado en las plantas de tratamiento. Estas son algunas de sus ventajas.
Proteja al medio ambiente y a las personas contra concentraciones altas o peligrosas de partículas y moléculas liberadas por procesos industriales, cumpla con las normas de seguridad locales y reduzca los costos operativos de su sistema de filtración de aire.
Muchas industrias confían en los equipos de control electrónico y eléctrico para una operación segura y eficiente. Para evitar averías no programadas, el equipo debe estar protegido contra la corrosión que originan los productos químicos utilizados en sus procesos de fabricación.